"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

miércoles, 20 de junio de 2007

Hablar sin pensar

Cursaba yo lo que en realidad se llama Ciclo Formativo de Grado Superior. Anda, que no mola ni nada dicho por su verdadero nombre. Y no "módulos", como lo llaman todos.

A lo que iba. Hacía un Ciclo de Informática. Desarrollo de Aplicaciones, en concreto. Me dio un yuyu y entré ahí. Porque yo era de letras, desde siempre. Ya que había entrado, que me costó lo mío, tenía que seguir e intentar acabar. Eso era lo que pensaban también gran parte de mis compañeros. Sufrimos lo indecible en las clases, hasta que cogimos carrerilla y empezamos a entender algo, allá por noviembre del año siguiente. Cuando cuento esto, mis interlocutores me suelen mirar con cara de "a mí no me habría pasado eso".

Que me pierdo otra vez. En dicha situación, se comprenderá que en los tiempos de descanso se creaba un ambientillo de complicidad encantador. En la cafetería del centro, con un café de ochenta céntimos, se hablaba de todo, hasta de aquello que algunos aseguran que no hablan nunca. No sé cómo se llegó a este tema, pero de repente alguien empezó a ridiculizar la virginidad de María, planteándolo como algo que sólo podía hacerse creer a un subnormal, idea que fue secundada por gran parte de los demás. Animada, continuó:

- Es que no sé cómo puede haber gente que se crea eso. A mí, lo real, lo que pueda ver y tocar.
- Pero, ¿tú no dices que lo primero que lees del periódico es el horóscopo?
- Sí..., pero bueno... es por reírme de lo que pone y eso. Hija, es entretenido...

Je, je, jeeee. No me lo creo, macabeo. El horóscopo es la cosa más aburrida que hay. No lo leo desde los diez años, pero seguro que sigue diciendo lo mismo semana tras semana, como antes. Para reírse están las viñetas que hasta el ABC, el periódico de letra más concentrada que conozco, publica.

- ¡Pues a veces aciertan!

Hombre, claro. Y cuando en mi casa hacíamos quinielas todas las semanas, alguna acertábamos cinco de catorce. Y eso nos animaba para la semana siguiente, ya ves, y la siguiente acertábamos dos...

Que te hemos "pillao".