"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

martes, 31 de mayo de 2011

Estacionamiento con portero




Por supuesto, no todos los casos son iguales. Me refiero a los porteros de vivienda. Recuerdo el caso de uno cuyo trabajo consistía, además de mantener el portal de la casa como los chorros del oro, hacer también los arreglos varios, tales como enchufes desvencijados, cristales rotos, etc. Además, sacaba a pasear los perros de los vecinos, que en total eran unos diez. Se sabía los nombres de todos, y éstos le obedecían como si fuera su propio dueño.

Pero con estas salvedades, hay que reconocer que el trabajo de portero no es precisamente estresante. Por eso, no es extraño que una de las ocupaciones preferidas de los porteros sea contemplar, de pie a la puerta de su casa, el entretenidísimo espectáculo de un vehículo que estaciona. En éstas me encontraba yo, buscando hueco. Lo veo y no lo creo, aquí pongo mis cuatro ruedas. Pero la maniobra inicial me sale pelín prolongada y el espacio es justito, de forma que iba a ser difícil solucionar el asunto sin volver a empezar. En este punto es cuando lo descubro: erguido, con la mirada depredadora sobre su presa está el portero de vivienda, centinela siempre alerta, dispuesto a dar cualquier indicación sin el menor pudor porque, al mismo tiempo, se entere toda la calle de las dificultades que tengo en la operación. No, no pensaba ser carne de portero. A punto de abrir la boca para darme la primera indicación, salí rapidamente y huí de su presencia. Mi ángel de la guarda protestó:

- Ahora esperarás que te busque otro hueco y encima a tiempo, ¿verdad?

- Anda, Alfonso, sé bueno...