"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

jueves, 21 de julio de 2011

He de decir que...

¡Os estoy viendo!


... no asistiré a la JMJ del mes que viene. Me paso de la edad considerada joven. Este pequeño detalle se podría subsanar fácilmente con una indumentaria adecuada y, como me paso por poco y siempre me han echado menos años de los que tengo (ejem, es cierto ¿qué le vamos a hacer?), daría el pego pero más que de sobra.

Sin embargo, obligaciones familiares me retendrán buena parte de agosto en la nobilísima ciudad de Palencia. Sí, sí, Palencia con "P" de pueblo. Está al lado de Valladolid.

Esto me hace pensar en el reciclaje que, gracias a Dios, va teniendo la Iglesia a lo largo del tiempo. Hace ocho años era Juan Pablo II el que congregaba en Cuatro Vientos, la base aérea donde ahora se celebrará el encuentro con Benedicto XVI, a casi un millón de jóvenes. Por entonces yo sí entraba en la "edad", sin disfraz ni nada, y allí estaba.

Yo entré en la aglomeración junto a otras cuatro o cinco y al pasar por uno de los controles de acceso...
- ¿Qué le pasaba al chico del control? - pregunté a la que iba delante de mí.
- No sé, parece que ha dudado al vernos. ¿No te habrás traído la pistola y te la ha visto, verdad?
- ¿Te crees que soy tonta?
- ¡Esperad, esperad!- dijo Ana.- ¡Que creo que no es aquí donde nos toca!
- ¿Y dónde es?
- Allí.- y señaló a un lugar infinito, fuera del alcance de la vista de cualquier águila.
Nos miramos. El chico ya estaba distraído con los siguientes "clientes".
- Es la primera vez que me cuelo y lo he hecho a lo tonto.

Estuvimos bastante tiempo esperando al Papa, porque había que llegar con mucha antelación. Hacía calor, pero los bomberos nos regaban de vez en cuando y eso aliviaba en gran parte la incomodidad. Y después llegó el Papa. El Beato Juan Pablo II.

¿Qué queréis que os cuente? ¿Que tuve un nudo en la garganta durante todo el tiempo que estuvo hablándonos? ¿Que los que estábamos allí teníamos la sensación, ciertamente, de estar escuchando las últimas palabras de Juan Pablo II para España, como el padre que da las últimas recomendaciones a sus hijos? ¿O que el deseo general del público que escuchaba era poder llegar a ser como él? Todo eso os lo podéis imaginar.

No puedo ir a la JMJ, pero es emocionante ver cómo otros recogen el testigo, mientras nosotros nos ocupamos ahora de todo aquello a lo que nos comprometimos escuchando al Papa.