"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

jueves, 31 de octubre de 2013

Y cuando se ponía interesante, llegó el ascensor


Los ascensores del clínico siempre han sido muy criticados: que si son lentos, que si son insuficientes, que si se averían... Pero hoy he descubierto que, además, son inoportunos.
Iba yo a hacer una visita, cuando me encuentro esperando a un ascensor al padre de una amiga, que venía de una consulta.
- ¡Hola, cuánto tiempo!
- ¡Pues sí!
(Chuic, chuic)
- ¿Qué tal vas?
Yo preguntaba por su pierna, pero él pensó que preguntaba por su recién estrenada viudedad, y por ahí continuamos la conversación.
- Bueno, ya sabes, poco a poco. Es que son muchos años...
- Sí, y muy juntos, ¿verdad?
- Sí, claro, ya nos conoces, íbamos siempre juntos a todas partes... ¡Como debe ser! Porque...
El hombre iba a continuar. Se le notó en el gesto, porque es de esos que cuando hablan pontifican; pero llegó el ascensor.
- Bueno, yo...
- Sí, sí, claro, ya nos veremos -cualquiera deja pasar un ascensor del clínico. Te arriesgas a esperar hasta pasado mañana.
Maldición. Justo en el momento más inoportuno. Sí, porque este hombre tiene una fe de "cero coma". Jamás da argumentos "estudiados". Comunista. Cultura, la justa. Lo único que cabía esperar en él en este caso eran argumentos de sentido común y yo quería oírlos.
En fin, se ve que no era el momento. Como se suele decir, "pa otra vez".

sábado, 19 de octubre de 2013

Más vale tarde que nunca

Leo en Religión en Libertad que, tras muchos años de convivencia, José Manuel Riella y Martina López han decidido casarse por la Iglesia. Parece ser que hace años, no tantos, ya lo habían hecho civilmente. Hasta aquí una historia que podría ser la de muchas parejillas actuales, de no ser porque Martina tiene 99 tacos y José Manuel 103.
No puedo por menos que acordarme de la conversación que tuvimos una compa de trabajo y yo, cuando me dijo que se iba a vivir con su maromo y "luego ya veremos":
- Es que hay que probar primero, porque hay mucha diferencia de salir con una persona a vivir con ella.
- Entiendo. ¿Y hasta cuándo va a durar la prueba en cuestión?
- Pues.....
Por lo general, es algo que no se piensa. Todo es un "ya veremos". Por otra parte, y como ya he dicho alguna vez, en cuanto te largas a vivir con el novio, éste deja de ser novio para convertirse en "concubino" *, y muchos insisten en seguir empleando la otra denominación. Siempre me divertía un montón pensando lo ridículo que resultaría seguir llamándose "novios" cuando llegasen a viejos.
Espero que Martina y José Manuel se lo hayan pensado bien antes de dar este paso. Al fin y al cabo, es para toda la vida.

*Lo entrecomillo porque la RAE sólo admite concubina. No sé por qué.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Recuerdos de unos y de otros

 
Nos cuenta Miriam los recuerdos de sus familiares y conocidos sobre la persecución religiosa de los años treinta. Y le comento yo lo que voy a desarrollar aquí un poco más.
Hay en mi familia una persona que vivió la guerra siendo joven todavía, pero con pleno uso de razón. Entre quince y diecisiete años, para ser exactos. De ella hemos oído sus recuerdos una y otra vez, narrados siempre como si nunca los hubiéramos escuchado y con todo lujo de detalles: alarmas que avisaban para recogerse en el refugio porque venían los aviones a bombardear; dificultades en el suministro de lo más esencial para vivir; angustia de tener al hermano mayor en el frente, sin saber si volverán a verle; etc, etc, etc. Terrible, pero hasta aquí lo típico de cualquier guerra. Se sabía, eso sí, que en el otro lado, mal llamado republicano, lo de ser cura, monja o algo parecido estaba tan mal visto que te quitaban de en medio antes de quemar el convento donde vivías. Y se sabía, entre otras cosas, porque se venía haciendo ya desde hacía unos años. Se sabía. Pero ya está.
Los detalles exactos los hemos sabido después. Es distinto decir que eran fusilados a decir que eran eliminados a golpes o enterrados vivos, después de ser humillados durante días. O que no era sólo a los religiosos, sino que bastaba con que a uno cualquiera, aunque fuera seglar, lo pillaran con un rosario en el bolsillo. O que no era sólo a mayores, sino a muchachos de quince o menos años. Distinto es decir que destruían el convento para cargarse una congregación, a decir que también profanaban los cuerpos allí enterrados y pisoteaban el Santísimo Sacramento. Es decir, saña demoníaca.
Llego a la conclusión de lo diferente que ha sido la versión que siempre ha escuchado Miriam en su Cataluña y la que he escuchado yo en mi Castilla. Dependiendo del territorio donde vivieran nuestros testigos, así han sido sus relatos, porque cada uno cuenta lo que ha vivido. Es como si hubieran sido dos guerras distintas. Con la beatificación de los mártires y el relato de sus historias hemos podido descubrir, gracias a hechos concretos, hasta dónde llegó la saña.
Miriam reflexiona sobre la valentía de los mártires y el perdón hacia sus enemigos.
Yo, por mi parte, me quedo alucinada con lo que podía haber pasado si no paramos los pies a estos tipos.

domingo, 13 de octubre de 2013

No te conocía, pero ¡mucho gusto!

 
María, guapa, no te conocía; pero me has "dejao K.O."
¿Qué es lo que llevabas dentro? ¿Nos lo has dejado en un libro, dices? Habrá que echarlo un vistazo, aunque me parece que intuyo algo por adelantado. Esa sonrisa permanente tuya y esa serenidad de tus padres, que dan gracias a Dios por haberte tenido un año más con ellos, me sitúan ante personas de fe sólida.  
Pues te diré algo que sólo comprendemos quienes intentamos vivir esa fe: estaremos en contacto.

domingo, 6 de octubre de 2013

Necesito un trago triple de whisky

Y que sea un Cardhu, por favor.

Desde hace más o menos un mes, venía yo dándome cuenta de mi dependencia de Facebook. Cerrar sesión y volver a abrir al cuarto de hora para ver novedades era algo que venía en el mismo paquete. Intenté dominarlo de alguna forma, pero nunca suprimiendo mi cuenta. Era algo impensable.
Pero ha sucedido algo que me ha ayudado a cambiar de opinión. trasteando por Facebook me encontré una imagen de lo más irreverente, ofensiva, irrespetuosa, hiriente. Facebook da la oportunidad de reportar información que consideres "inadecuada", así que lo hice. Pero aquí llega lo más curioso. Te pregunta por qué te parece inadecuada, y como forma de respuesta, te da una serie de opciones para que elijas. Unas opciones entre las que no se encuentra, ni de lejos, la que yo buscaba. Al final elegí la más parecida: "incita al odio". No es exactamente lo que yo quería decir, pero al fin y al cabo no puede decirse que desee liarme a besos y abrazos con quien ha puesto la imagen, el chistecito. Dicen que lo comprobarán. Al par de días me llega un mensaje. Veredicto: se ha revisado la imagen y no incita al odio. Les he enviado una protesta. Les he dicho lo que por respeto a quien me lea aquí no voy a volver a escribir ahora. ¿Creéis que ha habido respuesta? ¡Por supuesto que no! La imagen sigue ahí.
Adiós, Facebook mío, ha sido bonito mientras duró. Pero tus responsables no te merecen. Pasaré a otros la administración de algunas páginas que publiqué. Después, beberé tres rondas seguidas de whisky y en cuanto haya reunido el valor suficiente, borraré definitivamente mi perfil.